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TECNOLOGÍAS EN SEGUROS, HOY MÁS QUE NUNCA…

TECNOLOGÍAS EN SEGUROS, HOY MÁS QUE NUNCA…

Dario El Observador, noviembre 2020

En estos especiales tiempos que corren, si hay algo que ha alcanzado prácticamente a todos, sino a todos, no solo en Uruguay sino en el mundo, ha sido el uso de las tecnologías.

 

Su empleo se ha vuelto indispensable, no solo ya para simplemente compartir noticias en redes, sino para visitar virtualmente a la familia, a los amigos y hasta para dar clases o trabajar, incluso en empresas donde tal vez antes hubiera sido insospechado tener que recurrir al teletrabajo. Todos hemos aprendido a utilizar las distintas plataformas que nos han permitido esta interacción virtual, que ha desembarcado en nuestra vida profesional y hasta personal, para quedarse.

 

Esto me ahorra tener que argumentar sobre las virtudes de la tecnología, algo sobre lo cual he venido pregonando desde hace muchos años en materia de seguros, y estudiando en forma personal y en el marco del grupo de trabajo internacional sobre nuevas tecnologías, prevención y seguros que presido en AIDA internacional.

 

De todo esto pues, no escapa el mundo de los seguros, el cual, vale decirlo, ya hace varios años que viene siendo conquistado por la tecnología, en sus diversas facetas, conformando lo que se ha dado en llamar el mundo Insurtech (technologies + Insurance).

 

Ahora bien, el asunto es que esta conquista venía siendo paulatina y ordenada por sectores dentro de la actividad, si así se puede decir, lo cual entiendo, cambiará drásticamente.

 

Es que pasada la pandemia del Covid-19, el consumidor de seguros ya no será el mismo luego de haber tenido que sortear la experiencia, a veces forzada, del uso de la tecnología a nivel personal y laboral.

 

Ese eventual asegurado se ha acostumbrado al mundo virtual y a la inmediatez no solo a efectos de comparar precios y comprar un seguro, tal vez uno de los primeros usos de las tecnologías en seguros, sino al contacto virtual con su asesor en seguros y con su asegurador, al consentimiento virtual y a la ausencia de papeles, entre otras muchas interacciones por ese medio.

 

Por lo tanto, ya no podremos seguir pensando a la actividad aseguradora, ni al contrato de seguros, como hasta ahora, con la misma visión tradicional, pues el fenómeno Insurtech ya ha producido una ruptura de paradigmas en el mundo del seguro y ahora, si se me permite la disquisición, el mundo “Covid-19” ha precipitado los tiempos para implementar la tecnología en todos los sectores de la actividad.

 

Si a esto le sumamos que en nuestro país, tenemos una, ya no tan, nueva ley de seguros vigente, que estatuye al contrato de seguros como de perfeccionamiento consensual, es decir mediante el mero consentimiento de las partes aun antes de la emisión de la póliza y del pago del premio, el modo cabal de recabar este consentimiento se ha vuelto esencial pues es lo que hace nacer los efectos del contrato, por lo tanto la cobertura.

 

Además, la ley de seguros exige el envío de la totalidad de condiciones de la póliza al asegurado, y esto dentro de un plazo de 30 días, contando el asegurado con igual plazo para  aceptar las eventuales modificaciones con respecto a la propuesta de contratar, exigiendo la ley constatar la efectiva recepción de las mismas por el asegurado o la comprobación del acceso a ellas por éste, por ejemplo accediendo a la web del asegurador. Es claro pues que debe poder comprobarse esa recepción o acceso, en el plazo establecido, así como la eventual discrepancia del asegurado con las modificaciones.

 

También la ley exige que, a la hora de la renovación, aún automática del seguro, si se modifican condiciones, estas deben ser expresamente aceptadas por el asegurado, nuevamente pues, resultando esencial el modo cabal de recabar esta aceptación.

 

Estos son algunos ejemplos solamente de los desafíos que la ley de seguros supone hoy por hoy para los aseguradores, así como para los intermediarios ya que ellos son muchas veces los que intervienen en los procesos antedichos.

 

Esto no hace más que reafirmar mi convicción de que en la actualidad las tecnologías son también  la solución a esos desafíos.

 

Por otra parte, con o sin pandemia, seguirán las tradicionales preocupaciones relacionadas también a las nuevas tecnologías como ser el respeto a los derechos de los consumidores, tales como al debido asesoramiento, la transparencia en la contratación, la protección de los datos personales, la adecuada prevención contra los ciber riesgos, entre otros. Por increíble o paradójico que parezca, las tecnologías son también la respuesta a estas inquietudes planteadas por el empleo de ellas mismas.

 

Por solo citar un ejemplo, la resolución europea sobre protección de datos personales de 2018, busca justamente palear uno de los mayores riesgos que las tecnologías

 

en seguros presentan que es la vulnerabilidad de los datos de los asegurados o consumidores. Y ¿cuál es la solución que exige al asegurador? Pues nada menos que aplicar las propias tecnologías justamente para lograr esa protección de datos personales potencialmente vulnerables por su uso.

Es claro que proteger la información de los asegurados es determinante en las estrategias de fidelización del sector asegurador. Los aseguradores son la primera línea de defensa y deben estar en conciencia de ello. También el corredor y el agente de seguros que son quienes deben guiar a sus clientes en la gestión del riesgo y son en un gran porcentaje, quienes están en contacto directo con el asegurado.

 

En suma, si combinamos al consumidor de seguros post-pandemia que se habrá acostumbrado al mundo virtual mucho más allá de la simple compra del seguro, con las exigencias de una ley de seguros de orden público, que amerita extremar los recaudos ante el asegurado, y las tradicionales preocupaciones relacionadas al uso de la tecnologías, a todo lo cual me he referido en este artículo, no queda más que concluir que las tecnologías en seguros, si…hoy más que nunca.